¿Sabe Ud. qué le depara
el futuro? Seguro que no, pero de lo que debe estar seguro es que mucho
influirá mañana, lo que Ud. haga hoy, bien o mal. Piense en esto: su situación
actual era -ni más ni menos- el incierto futuro de ayer; vale decir que, si Ud.
está hoy en goce de una buena relación, un excelente trabajo, una mejor
posición, es porque en el pasado tomó las decisiones adecuadas para lograrlo.
En caso de que su situación actual no sea satisfactoria, piense qué decisiones
influyeron para ello.
Igual razonamiento vale
para el caso de un país: si lo que vivimos hoy es el resultado de las
decisiones pasadas y persisten aún problemas de pobreza, hambre, inseguridad,
enfermedad, etc., para que mañana Bolivia esté mejor, es hora de tomar
decisiones pragmáticas, valientes, inteligentes y urgentes.
Para evitar lo que suele
suceder con las personas a quienes “se les va la vida” en indecisiones o
errores, de lo que se lamentan luego, mientras más rápido se tomen medidas para
promover la inversión, innovación, productividad y la competitividad sistémica del país -cuyo resultado sean más fuentes
de empleo, sostenibles y dignos, para elevar la calidad de vida de la
población- mucho mejor.
Día que pasa, día que
pesa, porque las políticas públicas a tomar en un momento de desaceleración del
crecimiento económico, deberán ser profundas para que Bolivia no retroceda en
los avances económicos y sociales que ha logrado.
El sector empresarial
privado siempre estará dispuesto a aportar con lo que sabe hacer -arriesgar,
invertir, producir para abastecer el mercado interno, exportar y con ello
generar empleos e ingresos para los ciudadanos- pero para ello precisa señales,
las mejores señales, en términos de: seguridad jurídica; libre exportación de
excedentes; frontal combate al contrabando y la informalidad; pleno uso de la
biotecnología en el agro; incentivos para la industria; apoyo al sector de la
construcción; promoción del turismo receptivo, entre otras cosas.
¿Qué país queremos
heredar a nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos?
Si aspiramos a mejores
días -como dijo Albert Einstein- no sigamos haciendo lo mismo, corrijamos lo
que se hizo mal y hagamos bien, aquello que no se hizo.
Activar megaproyectos como el hub aéreo en Viru Viru, Puerto Busch,
Proyecto Rositas, la siderurgia del Mutún y la construcción de supercarreteras, bien podría deparar a
Bolivia un futuro no soñado, muy especialmente si el triplicar la producción de
alimentos hasta el 2025, se hace realidad…
(*) Gary Antonio Rodríguez Álvarez es Economista
y Magíster en Comercio Internacional
“EL
DEBER” – DIARIO MAYOR, Santa Cruz, 6 de diciembre de 2017
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